Troncos, troncos y más troncos
Los troncos forman una parte muy importante de la decoración de la mayoría de acuarios de aguas continentales. Es algo lógico, puesto que un acuario respresenta un pedazo de ecosistema fluvial o lacustre, y todos los ríos transcurren por en medio de bosques de galería o frondosas selvas vírgenes que, en algún momento de crecida, pueden arrancar algunas ramas, o incluso árboles enteros, que bajan arrastrados por la fuerza del agua río abajo.
Aunque la mayoría de nosotros no vivimos en las cercanías de un río ni en una selva tropical, no quiere decir esto que no tengamos la posibilidad de conseguir troncos para decorar nuestro acuario. Afortunadamente, podemos conseguir algunos troncos en los comercios de acuariofilia donde encontraremos todo tipo de maderos adecuados para colocar en nuestro acuario y también los podemos conseguir, realizando una excursión a algún río cercano.
El presente artículo pretende resumir los pasos que debemos seguir para introducir un tronco en nuestro acuario. Hablaremos brevemente de dónde pueden recolectarse maderos en nuestros bosques y qué especies son las más adecuadas, qué beneficios aportan los troncos a nuestro acuario, qué hacer para evitar que el agua se tiña con los taninos y muchas cosas más. Esperamos que la información aquí brindada, os sea de ayuda.
Un tronco en el acuario
Los beneficios de los troncos son inumerables. Por un lado, estéticamente son el complemento ideal para la mayoría de acuarios de agua dulce, mucho mejor que las rocas, que mejor uso tienen, reservándolas para ciertos biótopos como los grandes lagos africanos. Si la estética no es razón suficiente, pensad que pueden ser sustrato de un buen número de plantas, algunas de las cuales, como el popular helecho de Java ( Microsorium pteropus ), crecen mucho mejor sobre un tronco que enterrados en la grava de acuario. Otros ejemplos de macrófitos que pueden plantarse del mismo modo son: musgo de Java ( Vesicularia dubyana ), anubias, Riccia fluitans , etc... Se trata de dejar volar un poco la imaginación en esto de las decoraciones.
Sí, lo sabemos, la última razón que os hemos dado, también guarda un cierta relación con la estética, pero que os parece si os decimos que los troncos pueden afectar beneficiosamente a la química del agua de vuestro acuario, servir de escondite a muchos peces e incluso, servirles de alimento... la cosa cambia, ¿no?
El beneficio respecto a la química del agua, depende de las especies que tengamos, pero aunque sea poco, lo cierto es que los troncos progresivamente tienden a acidificar el agua, gracias a los ácidos húmicos que van liberando. Como contrapartida, también tienen la liberación de taninos, responsables de la coloración amarillenta del agua del acuario, pero de ello, vamos a hablar en otro apartado.
Que sirven de escondite es un hecho evidente. Si en nuestro acuario habitan siluriformes, los veremos descansar a la sombra de un tronco y, si éstos siluriformes son loricáridos, veremos como con su boca chupóptera van raspando la superficie de éste para proveerse de celulosa. Tened en cuenta, que esta práctica es muy importante para su salud y también, parece que, al menos en algunos casos, colocar un tronco para que raspen, nos evita que dañen las plantas acuáticas.
De todos modos, pensad que esto es un poco como las esterillas de los gatos para que desgasten las uñas, si nos permitís la comparación. Hay gatos que colocándoles la esterilla, consigues salvar los muebles de los arañazos, mientras que hay gatos con los que no hay manera. Aunque la finalidad sea distinta, con los loricáridos pasa un poco lo mismo, así que no es una regla que se cumpla siempre.
Buscando troncos en la naturaleza
No podemos ir a buscar un tronco para nuestro acuario al primer lago o río que nos encontremos. En primer lugar, debemos asegurarnos que el agua no está contaminada y en segundo lugar, debemos cerciorarnos que cogemos el tronco adecuado.
Nosotros os recomendamos que acudáis a las cristalinas aguas de los arroyos de montaña, donde el lecho fluvial está constituido por cantos rodados y grava, y el agua fluye con cierta fuerza y velocidad. Aquí tenéis garantías de encontrar troncos saludables.
El río no os tendrá preparados los troncos adecuados para el acuario el día de vuestra visita, de modo que es conveniente rastrear la ribera en busca de las mejores piezas. En ocasiones, los troncos se acumulan en los remansos que forma el agua en los márgenes, y allí, podéis buscar alguna pieza interesante. Pensad que los mejores troncos no son los que están a primera vista, sino aquellos que llevan tiempo en el río y que son, por desgracia, los que suelen estar parcialmente enterrados o, como mínimo, abajo del todo.
Nos interesan troncos que hayan podrido todo lo pudrible y que hayan quedado reducidos al "eje" duro que ya no se descompondrá. Todo el trabajo que no haya hecho el río, o que no hagamos nosotros eligiendo la mejor pieza, lo tendremos que hacer nosotros en casa antes de colocar el tronco en el acuario. Por tanto, os recomendamos que os toméis el trabajo en serio.
Es complicado reconocer a qué especie pertenece un tronco a medio descomponer, pero si en la zona abundan unas determinadas especies, muy probablemente pertenezca a alguna de ellas. Partiendo de esta premisa, los troncos interesantes son los de alisos ( Alnus glutinosa ) y los de los sauces ( Salix spp. ), dada su resistencia. No obstante, es más que probable, que en la zona abunde otro tipo de vegetación, o que, simplemente, el tramo de río escogido tenga un bosque de galería formado por chopos con abundante maderos de éstos en el agua. Nuestro consejo es que evitéis riesgos, los troncos de chopo, por ejemplo, tienen muy poca resistencia y se descomponen con mucha facilidad, así que no nos interesan.
Si nuestras vidas no transcurren cerca de ríos, pero tenemos algún viñedo, también tenemos el problema resuelto. Los cepos de viña son ideales para el acuario una vez están bien secos.
Sin ser troncos propiamente dichos, podemos utilizar como elementos decorativos: cáscaras de coco "sin pelos", cañas ( Arundo donax ) o estructuras similares. El único requisito, como hemos dicho con los cepos, es que estén bien secos antes de introducirlos en el acuario.
Troncos comerciales
Para los que no quieren complicaciones, los comercios de acuariofilia ponen a disposición del aficionado, un surtido cada vez más amplio de troncos tanto naturales como hechos a base de resinas sintéticas.
Sin duda alguna, nosotros somos partidarios de los troncos naturales por los inumerables beneficios que representan para nuestra flora, fauna y, en general, para nuestro acuario. Pero lo dejamos caer, para que sepan las personas que pudieran estar interesadas en ellos que existen.
Los troncos comerciales vienen libres de los comensales que pueden traer los troncos naturales, pero fuera de esto, tienen las mismas ventajas o inconvenientes que éstos. Dicho de otro modo, el procedimiento que debemos seguir para introducirlos en nuestro acuario es el mismo.
Entre los troncos naturales que podemos encontrar en los comercios, tenemos al popular mopani. No por famoso, es el que más ventajas ofrece al acuariófilo. Las raíces de Mopani están entre las que más tiñen el agua de los acuarios. Presentan una coloración bicolor muy característica y para quien no las conozca, os colocamos la siguiente imagen:

Recientemente, se han puesto de moda para la decoración de paludarios, las raíces de turba. Son unos "monstruos" de troncos, únicamente adecuados para acuarios grandes, si bien escogiendo las piezas, podéis conseguir algunos más pequeños. También tiñen el agua, pero en menor grado que las raíces de Mopani. Lógicamente, hablamos de troncos del mismo tamaño, cuanto más grande más tiñe.
Y así, podríamos continuar enumerando los diferentes tipos de troncos que podéis encontrar en los comercios, pero preferimos que os acerquéis a vuestro comercio de confianza, y descubráis vosotros mismos la variedad existente.
Procesamiento de los troncos
Un tronco recién adquirido, sea cual sea su procedencia, nunca debe ser introducido directamente al acuario.
Si el tronco es "salvaje", procederemos a limpiarlo a conciencia en la bañera con agua y un cepillo de cerdas duras, para liberarlo de todas las partes blandas que aún pudieran quedar y de todos los epibiontes (organismos enganchados en su superficie) que pudiera llevar incorporados.
Posteriormente, lo lavaremos abundantemente con agua caliente y procederemos a su hervido, como medida de profilaxis, durante unos cuantos minutos. Si el tronco no cabe entero en la olla, podemos irlo escaldando por partes. Lo importante es que al final del tratamiento, no quede parte del tronco que no haya sido escaldada.
Después del escaldado, procederemos a colocarlo en un cubo con agua limpia y lo dejaremos allí unos días. Cada día miraremos el color del agua y si éste es excesivamente ambarino, cambiaremos y colocaremos agua nueva, y esperaremos otro día más. Así sucesivamente, hasta que veamos que no suelta excesiva cantidad de taninos.
Por otro lado, si el tronco es "comercial", puede ir directamente al escaldado o si queréis, antes del escaldado, le podéis pasar un poco de agua en la bañera para quitarle el polvo que pudiera tener por encima. Los pasos siguientes son idénticos a los explicados para el caso anterior.
Antes de continuar, debemos hacer una aclaración. Los taninos no son perjudiciales para nuestros peces, es más un problema estético que otra cosa, ya que a no todo el mundo gusta tener el agua de su acuario teñida de color café. Eso sí, una puntualización que debemos hacer al respecto, es que los colorantes disueltos en el agua, actuan como un "filtro" para la luz, y si nuestro acuario no está dotado de una potente iluminación, la presencia de taninos en el agua supondrá un problema para nuestras plantas.
Hay, por supuesto, alternativas a colocar los troncos en un cubo e irles cambiando el agua. Una clásica es introducir los troncos en la cisterna del water, de modo que cada vez que tiramos de la cadena se renueva el agua del tronco. Ay, si supiérais la cantidad de troncos que quedan abandonados en las cisternas...
Al igual que existen alternativas clásicas, también existen modernas. La tecnología acuariófila avanza a un ritmo frenético y gracias a sus avances, pone solución a la mayoría de problemas que tienen los aficionados.
La casa Seachem (conste que no tenemos nada con ella) comercializa un revolucionario producto, de nombre Purigen, que supera en eficiencia al carbón, pero que carece de los inconvenientes de éste. Purigen tiene un impacto mínimo sobre los elementos traza que tan importantes son para nuestro acuario, pero en cambio, elimina por completo la coloración ambarina que dejan los troncos en el agua de nuestro acuario. Altamente recomendado, y probado por nosotros, para todos aquellos que no habéis conseguido todavía, tener una agua cristalina y troncos en vuestro acuario.
Aparte de los métodos caseros que os hemos comentado, algunos aficionados utilizan sal o lejía en la desinfección de los troncos, y también para que éstos liberen más taninos y de forma más rápida. A nosotros, personalmente, nos nos gustan estos métodos, ya que lo que absorben los troncos, después lo vuelven a soltar y debemos aclararlos muy bien para que no comporten ningún riesgo para nuestro acuario.
Respecto a la liberación de taninos, algunos aficionados opinan que el hervido abre lo poros y favorece su liberación masiva, cuando interesaría todo lo contrario. Es cierto lo de que abre los poros, pero es una excelente manera totalmente inocua de desinfectarlos. Aparte, mejor que liberen los taninos en un cubo que en nuestro acuario.
Problemas con los troncos
El más que famoso problema de la coloración de agua ya lo hemos tratado en el apartado anterior, pero existen otros problemas relacionados con los troncos que merecen la pena comentar.
Si introducimos en nuestro acuario un tronco "poco curado", lo más probable, es que lo tengamos recubierto en pocos días de una pelusilla blanca que puede tener una apariencia más o menos pastosa. Se trata de hongos, y la única manera de eliminarlos, es sacar el tronco nuevamente del acuario y hervirlo de nuevo, dejándolo secar al sol. También nos serviría una horneada a alta temperatura y posterior lavado en la bañera, pero esto comportaría alguna discusión con la parienta.
El segundo problema clásico con los troncos es la flotación. Los cepos secos de vid o los troncos de río que lleven mucho tiempo fuera del agua no tienen agua en sus poros internos (están llenos de aire), y esto los hace flotar.
Existe la alternativa de colocar el tronco atado a algunas piedras del acuario o incluso colocarle alguna piedra encima, pero la verdad, estéticamente el montaje deja mucho que desear. Nosotros os proponemos dos soluciones:
- Hervir el tronco para que se abran los poros y éstos se llenen de agua (es la otra función del hervido).
- Atar al tronco un hilo de nylon de forma estratégica para que no se vea y anclarlo al cristal del fondo de nuestro acuario con una ventosa. La ventosa quedará sujeta de por sí al cristal, pero aún más fuerza hará con toda la arena encima. De modo que, casi casi, el tronco se estará sujetando por arte de magia y nadie diría que ese tronco antes flotaba.
El periodo durante el cual los troncos flotan es variable, igual que lo es también, el periodo durante el cual sueltan taninos. Igual que no hay dos personas iguales, no hay dos troncos iguales, así que nuevamente, la paciencia vuelve a ser la mejor arma del aficionado.
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