Sobrevivir no es vivir
Con este artículo, abordamos un tema que cuesta hacer entender a los aficionados. Es dificil comprender, como un pez que lleva conviviendo con nosotros varios meses sin morirse no es feliz, o que no le estamos ofreciendo las condiciones que realmente necesita simplemente por mala elección de sus compañeros de acuario, elección de acuario inadecuado o mal montaje de éste.
No es nuestra intención hacer un artículo filosófico, aunque pudiera parecerlo, sino simplemente, invitar a los lectores a la reflexión, para que después analicen su acuario y se den cuenta si están haciendo las cosas bien o no.
Algunas nociones de fisiología
Antes de meternos de lleno en materia, creemos conveniente introducir al lector en algunos términos de uso muy común en fisiología animal ambiental y que servirán de introducción al tema que vamos a tratar en este artículo.
Para facilitar la comprensión de los términos, vamos a pensar en un parámetro ambiental concreto como pudiera ser la temperatura, aunque después podamos extrapolar la información al resto de factores o parámetros ambientales.
La mayoría de animales, y los peces no iban a ser la excepción, viven dentro de un rango de temperaturas relativamente estrecho. Se define la zona de tolerancia como la franja de temperatura dentro de la cual, los procesos vitales no se ven dañados por los cambios térmicos. Dicha zona está delimitada por la temperatura límite con un límite superior e inferior, por encima o por debajo del cual, los procesos fisiológicos y bioquímicos de un determinado animal no pueden llevarse a cabo ni tan siquiera a una tasa inferior y por tanto, el animal muere.
Todos los animales tienen una temperatura óptima dentro de esa zona o rango de tolerancia que se puede averiguar experimentalmente en condiciones controladas de laboratorio. Esta temperatura óptima se conoce con el nombre de termopreferendum y es aquella en la cual todos los procesos bioquímicos y fisiológicos del animal se llevan a cabo con mayor eficacia o lo que es lo mismo, aquella temperatura en la cual la actividad del animal es idónea.
Los peces son animales poiquilotermos ("poikilos" = cambiable), es decir, animales cuya temperatura corporal tiende a fluctuar con la ambiental. También puede llamárseles, ectotermos, ya que su única fuente de calor corporal es externa teniendo una producción de calor metabólico nula o insignificante. Lo que os queremos decir, es que la temperatura corporal de los peces depende de la ambiental, y en su caso, de la del agua. Por tanto, si el agua se calienta, los peces se calientan con ella y su metabolismo se va acelerando progresivamente, mientras que si el agua se enfría, ellos también se enfrían y su metabolismo desciende paulatinamente con ella.
Como hemos visto en los párrafos precedentes, estas subidas y bajadas tienen un límite, y lógicamente, los cambios bruscos perjudican gravemente a la salud de los peces. Lo dicho para la temperatura, es aplicable a cualquiera de los parámetros ambientales que condicionan el tipo de agua de un acuario y esperamos que este artículo, os ayude a comprender mejor la importancia que tienen las condiciones ambientales para el bienestar de vuestros peces peces.
Las oscilaciones de los parámetros internos frente a cambios ambientales están circunscritas por los límites de la tolerancia y de la capacidad de resistencia de cada especie. Así pues, un estímulo (factor ambiental) desencadena una reacción en el animal (respuesta) y ésta puede ser: positiva (cuando se enfrenta al cambio ambiental) o negativa (cuando huye del cambio ambiental bien de forma directa o bien aletargándose).
Cuando el pez se enfrenta al cambio ambiental (confrontación), pueden suceder dos cosas:
- Tolerancia à Estado transitorio que se da cuando el animal dispone de medios compensatorios (respuestas positivas), que minimizan los efectos de un cambio ambiental específico, pudiéndose llegar a mantener durante mucho tiempo el estado fisiológico normal.
- Resistencia à Se da cuando el animal sólo dispone de medios limitados para poder enfrentarse (resistir) durante un tiempo al efecto dañino que produce el cambio que supera el nivel de tolerancia. El periodo de resistencia depende de la intensidad y duración del cambio ambiental.
Tanto en un caso como el otro, es decir, cada vez que nos alejamos del valor óptimo, se da una situación de estrés . Fisiológicamente, lo definimos como el estado fisiológico de emergencia, que surge en todo proceso de aclimatación o adaptación, en cuanto se aprecia una modificación de las condiciones ambientales que incordian o molestan al animal. Lógicamente, la situación de máximo estrés se da cuando el animal se encuentra en resistencia y el agotamiento de dicha respuesta, conduce a la muerte.
Para acabar con este apartado, creemos conveniente definir los conceptos de aclimatación y adaptación. Algunos aficionados los utilizan como sinónimos, pero se trata de dos conceptos distintos. Aclimatación es un cambio o proceso fenotípico, mientras que adaptación es un proceso o cambio genotípico. Dicho de forma más simple, para que tenga lugar una adaptación son necesarias varias generaciones, mientras que para que tenga lugar una aclimatación sólo es necesario un tiempo prudencialmente corto. Veamos unos ejemplos.
El proceso que tiene lugar cuando sumergimos la bolsa de nuestros peces en el acuario para igualar temperaturas y parámetros químicos es una aclimatación (no hay cambios genéticos, sólo cambios fenotípicos).
Si aún no lo véis claro, pensad en las plantas de acuario. La mayoría de ellas proceden de cultivos emergidos y cuando las introducimos pasan a un cultivo totalmente sumergido al cual deben aclimatarse.
Por el contrario, un buen ejemplo de adaptación sería el famoso ejemplo del cuello de las jirafas y la altura de los árboles de los que se alimentan. Inicialmente, las jirafas tendrían un cuello pequeño, pero ante la competencia de otros herbívoros, se fueron especializando poco a poco en los árboles más altos. Al final de muchas generaciones, y como consecuencia de esta necesidad de los animales de acceder a los árboles altos, las jirafas han acabado desarrollando el cuello tan largo que tienen hoy y en día.
¿Existen los peces todoterreno?
No existen los peces todoterreno, pero sí existen especies que tienen un zona de tolerancia mayor que otras, incluso para determinados parámetros que son tóxicos a concentraciones menores para otras especies. A todos estos peces, se les otorga el apelativo de "resistentes" si bien, como todo hijo de vecino, si las condiciones desfavorables duran mucho tiempo, acaban enfermando y pereciendo como el resto de mortales.
Nosotros, los humanos, al fin y al cabo, somos una especie todoterreno...¿o no? Podemos vivir en el polo norte, en la Patagonia, en el desierto del Sahara, en plena selva tropical, etc... siempre que vayamos provistos del equipamiento adecuado, pero ¿verdad que si podemos elegir nos quedamos con las condiciones que nos resultan menos adversas? Nosotros, por ejemplo, preferimos vivir en Barcelona que aguantar las condiciones extremas del desierto del Sáhara o de la Antártida. Pues con los peces, ocurre exactamente lo mismo.
Pese a que existan especies más resistentes que otras, no quiere decir que el mantenimiento en nuestros acuarios sea la prueba final que les falta para que les otorguen un guiness. Supongo que entendéis por donde vamos. Nuestro deber como aficionados es ofrecérles las condiciones que mejor satifagan sus necesidades, evitando en todo momento condiciones extremas.
La utilización de estos peces como "conejillos de indias" en los acuario de reciente montaje, sí está justificada. Dado que tienen una tolerancia y resistencia mayor que otras especies a las condiciones adversas, podrán sobrevivir hasta que la calidad del agua mejore con la experiencia del aficionado.
Mantenimiento en condiciones ambientales no "óptimas"
Las consecuencias son obvias: acortamiento de la esperanza de vida del pez, dificultad para reproducirlo, mayor sensibilidad a las enfermedades, etc...
Os ponemos un ejemplo. Los nube blanca o neones chinos ( Tanichthys albonubes ) pueden vivir, a priori , tanto en acuarios desprovistos de calefacción como en acuarios tropicales. La mayoría de comerciantes los venden como peces tropicales y se olvidan por completo de incluirlos también en el grupo de peces de agua fría, quizás por desconocimiento. ¿Son peces tropicales o de agua fría?
En realidad, se trata de peces de agua fría y es, realmente en agua fría, donde se sienten a gusto. En los arroyos de montaña de donde son nativos, se dan temperaturas en determinadas épocas del año que bajan hasta los 4ºC, por tanto, aunque toleren la temperatura de un acuario tropical, no es el mejor lugar para ellos. Pese a que no se observe ningún cambio en el pez, lo cierto es que su mantenimiento durante largo tiempo en estas condiciones, mantiene su metabolismo a un ritmo más elevado del que la especie evolutivamente está adaptada y esto se traduce en un acortamiento de la vida del animal.
Hemos hablado de la temperatura, pero también podemos hablar de otros parámetros en los que determinadas especies, aparentemente, puedan parecer todoterrenos. Un ejemplo que se nos viene a la cabeza, es el de especies propias de aguas blandas que son mantenidas en aguas duras por parte de algunos aficionados sin problemas evidentes. Este caso sería, por ejemplo, el de los peces jilguero ( Pristella maxillaris ) oriundos de aguas ácidas y blandas, pero quien dice los jilguero, dice otras especies.
Al principio, se pensaba que únicamente este hecho influía en la reproducción, es decir, que si se quería reproducir a la especie, entonces sí que se tenía que recurrir a la calidad de agua de donde eran nativos. Sin embargo, hay cada vez más evidencias en la actualidad (no os podemos mostrar ningún estudio), que el mantenimiento de peces de aguas blandas en aguas moderadamente duras o duras, provoca un acortamiento de la vida del animal y lo hace más propenso a padecer enfermedades.
A propósito de las enfermedades, algunos autores ponen como ejemplo la temida enfermedad del neón. Los neones son mantenidos por parte de algunos aficionados en las extremadamente duras aguas de Barcelona sin ningún problema, pero se sabe, que en caso de estar infectados por el esporozoo causante de la enfermedad, si éstos fueran mantenidos a un pH de 5 - 5,5, aún estando enfermos, no desarrollarían la enfermedad.
Si los peces viven en una condiciones ambientales que les son propicias, que duda cabe que son más resistentes a las enfermedades. Por ejemplo, si mantenemos mollys ( Poecilia sphenops ) en un acuario de aguas ligeramente ácidas y blandas, tarde o temprano, acabarán enfermando de columnariasis, mientras que si los mantenemos en aguas duras y alcalinas, o incluso ligeramente salobres, serán más resistentes a la enfermedad. Las condiciones ambientales inadecuadas causan irritación y dañan la mucosa que es su barrera natural contra los parásitos. Por otro lado, pensemos que todos los procesos fisiológicos y bioquímicos del pez están adaptados para ser realizados en unas determinadas condiciones ambientales, incluido su sistema immunológico.
En resumidas cuentas, ya podemos tener el agua de mejor calidad del mundo, que si ésta no es adecuada para la especie que mantenemos, nuestro gozo en un pozo. Por eso, es muy importante que os informéis de las necesidades de las especies que os gustan antes de comprarlas.
¿Todo depende del ambiente?
Claro que no. Las condiciones ambientales juegan un papel muy importante en el bienestar de nuestros peces y están detrás de un porcentaje muy alto de enfermedades, pero igualmente importante, es que nuestros peces estén bien alimentados.
Dado que dedicamos un artículo específico a la alimentación, no nos vamos a extender más en este tema. Tan sólo recordaros, lo importante que es informarse de los hábitos alimentarios (carnívoros, herbívoros, omnívoros) de las diferentes especies que mantenemos para ofrecerles una dieta acorde con sus necesidades.
Todos los peces (salvo algunas excepciones) aceptan de buen grado los piensos preparados genéricos (vipan, tetramin, etc...), pero éstos nunca deben ser la dieta exclusiva de nuestros peces. Sólo ofreciéndoles una dieta variada, garantizaremos su buena salud.
Junto con la alimentación, para que los peces se sientan cómodos en nuestro acuario, deben tener los compañeros adecuados. No sirve de nada tener en cuenta todo lo que hemos comentado hasta ahora, si después hacemos mezclas explosivas de especies. Sobre este tema, os recomendamos que leáis las medidas de profilaxis que aparecen en la sección de enfermedades de esta web.
¿Cómo saber si nuestros peces están a gusto?
Es una pregunta de difícil respuesta si esperamos que nuestros peces hablen... pero ¿hablan los peces? Claro está, son incapaces de articular palabras como nosotros, pero con su comportamiento y coloración, nos pueden informar de si algo va mal.
Hay quien dice que la coloración de los peces es como un semáforo. Cuando los colores están muy apagados es como si el semáforo estuviera en rojo y nos alertan que el pez se encuentra realmente mal agusto por algún motivo. Por otro lado, cuando los colores son vivos, o especialmente vivos, son sinónimo que el pez se encuentra en buenas condiciones, e inclusive, en época de reproducción. Como siempre, tenemos las coloraciones intermedias que ni son vivas ni muy apagadas, son esas coloraciones típicas de cuando un pez se está aclimatando a un nuevo acuario que, sin mostrar un aspecto muy desaliñado, lo cierto es que no luce sus mejores galas.
Acompañando a las coloraciones apagadas, algunos peces como los discos presentan las llamadas bandas de estrés cuando las condiciones ambientales no son las adecuadas.
En resumidas cuentas, lo que os queremos decir, es que debemos aprender a distinguir lo que es un patrón de coloración y comportamiento normal en los peces, y lo que son anomalías. Para hacerlo, no hay mejor clase magistral que la observación diária de nuestro acuario. Sólo observando los peces periódicamente, nos daremos cuenta cuando algo va mal y si descubrimos pronto la causa, seguro que las consecuencias no serán fatales.
Los acuariófilos veteranos sin analizar el agua, sólo observando sus peces y plantas, saben cuando hay algo que va mal en sus acuarios. Poco a poco, debéis ir intentando coger esta experiencia, ya que puede salvar la vida de muchos de vuestros peces.
Quizás conseguir la reproducción de los peces en nuestro acuario sea el mejor indicativo de que éstos se encuentran a gusto y gozan de buena salud. De todos modos, hay peces que crían como conejos, si nos permitís la expresión, y crían aún no teniendo el acuariófilo el acuario en sus mejores condiciones. Por tanto, la reproducción es un buen indicativo, sí, pero también tenemos que aplicar el sentido común y tener en cuenta las características y necesidades de las especies que mantenemos.
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