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Pulgones y colémbolos

En el siguiente artículo vamos a hablar de dos grupos de hexápodos que comúnmente hacen acto de presencia en los acuarios de los aficionados y que sin ser organismos acuáticos bien merecían una mención especial por la curiosidad que despiertan entre los amantes de los acuarios plantados.

Mientras los primeros son una de las plagas típicas de los acuarios destapados donde la vegetación emerge fuera del agua, los segundos sin ser perjudiciales es posible observarlos incluso en acuarios tapados correteando a pequeños saltos por la superficie del agua entre la vegetación.

 




Como ya viene siendo común en la zoología, los términos utilizados usualmente por la gente de a pie no suelen tener valor taxonómico y es por ello, que existe clara tendencia a evitar su uso. Exactamente, esto es lo que sucede con el término pulgón al ser su significado poco preciso y que englobaría a los miembros de la familia de los Afididos formada por 4 géneros: Aphis, Lachnus, Myzus y Eriosoma, así como también por los Quermésidos con Chermes y Phylloxera.

La morfología de los pulgones es la típica de un insecto adaptado para absorber jugos vegetales mediante un aparato picador chupador. Son de pequeño tamaño y no suelen superar los 3 mm de longitud con una coloración variable siendo: negro, rojo, verde y amarillo sus patrones de coloración más frecuentes, del mismo modo que en algunas especies puede haber secreciones de tipo ceroso como es el caso de los pulgones lanígeros.

El daño causado por estos animales afecta a las partes aéreas que las plantas acuáticas cuando emergen del agua y se debe principalmente a que los pulgones habitualmente se reúnen en gran número en la planta afectada y esto provoca el debilitamiento de la misma debido a la absorción que realizan de los jugos nutritivos que circulan por sus vasos conductores. Aparte, los pulgones producen unas excrecencias dulces que pueden ser foco de infecciones del tipo criptogámico como hongos, así que su presencia conlleva una serie de infecciones secundarias que pueden ser tanto o más peligrosas que la propia actividad de los insectos.

El ciclo reproductor de estos homópteros no deja de ser curioso. A partir de los huevos puestos en invierno emergen en primavera hembras que se reproducen de forma partenogénica, es decir, sin necesidad que haya tenido lugar la fecundación dando lugar hasta a 10 generaciones. Aquí, las hembras ya sean ápteras o aladas son vivíparas algo importante a destacar porque cuando llega el otoño, los machos son los insectos alados, mientras que las hembras son ápteras y encargadas tras la fecundación de poner unos cuantos huevos que eclosionarán en la primavera siguiente y de este modo, perpetuar la especie.

Debemos decir que los contagios desde alguna planta afectada en el interior de la casa suele ser la causa más probable de introducción de pulgones en nuestro acuario, ya que el ciclo vital completo es difícil que se dé de forma natural.

Desgraciadamente, los insecticidas comúnmente utilizados para erradicar este tipo de insectos en los cultivos terrestres no pueden ser aplicados en el acuario debido a que la mayoría están basados en piretrinas que resultan letales para la fauna acuícola. El único recurso que nos queda es intentar la eliminación manual y si es posible cortar la zona afectada antes de que se produzcan nuevas infecciones pues mucho mejor.

 




El otro grupo de hexápodos que vamos a tratar es el de los colémbolos, nótese que decimos hexápodos y no insectos debido a que estos últimos son un grupo primitivo de artrópodos que no se encuentran englobados dentro de que consideramos la Clase Insectos.

Contrariamente a los pulgones, los colémbolos podemos considerarlos organismos inofensivos para nuestro acuario y de hecho, los explicamos aquí más por la curiosidad que despiertan que por ser una especie plaga.

Son animales de pequeño tamaño con cabeza sin ojos compuestos, antenas divididas en cuatro partes, piezas bucales endognatas (recubiertas por un repliegue cefálico) y con reproducción directa sin metamorfosis lo que se conoce como ametabolia.

Suelen ser habitantes de sustratos húmedos jugando un papel ecológico importante en la formación del humus en el suelo de los bosques donde se pueden encontrar en grandes cantidades que al verse sorprendidos o ante la menor señal de peligro huyen desplazándose mediante saltos gracias al impulso dado por una parte del cuerpo llamada furca que cuando permanecen en reposo se encuentra plegada bajo el retináculo (una región de su abdomen). Esto es común en la gran mayoría de especies, si bien siempre pueden haber excepciones.

En la siguiente imagen es posible observar la morfología de un colémbolo típico:

Existen dos especies que comúnmente pueblan la superficie de aguas tranquilas: Podura aquatica y Isotoma palustris que son las que seguramente encontramos en nuestros acuarios formando grupos bastante numerosos y que vemos saltar despavoridos cuando abrimos la tapa.

Si observamos cuando tenemos presencia de colémbolos, veremos como suele ser en aquellos acuarios donde no hay mucha corriente superficial o bien existen zonas donde el agua queda estancada algo bastante común cuando tenemos plantas flotantes, de ahí que sólo que aumentemos un poco el movimiento del agua o instalemos un aspirador de superficie todos estos animales desaparezcan a los pocos días.

Como hemos dicho, no suponen ningún perjuicio para las plantas del acuario ni tampoco para los peces, de modo que queda a nuestro criterio el dejarlos o eliminarlos por el motivo estético que sea.
 

 

A.Maceda & I.González | www.alaquairum.com

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