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Langostas

Descripción

Biología de la especie

Especies de interés

Técnica de cría

Las langostas forman junto con los saltamontes, uno de los grupos de insectos que más estragos han causado en los cultivos pero, no es objetivo de este artículo entrar los daños hortícolas causados por estos animales, sino en su importancia como alimento vivo, siendo consideradas por muchos herpetólogos uno de los alimentos predilectos para suministrar a sus animales, no en vano sus características nutritivas se equiparan con las de los grillos con la ventaja de ser éstas diurnas. Esto las convierte en alimento ideal para especies quisquillosas como los camaleones que encuentran en la alimentación uno de los mayores obstáculos para ser mantenidos en cautividad.

 

Descripción

Las langostas forman con saltamontes y grillos el Orden de los Ortópteros que como ya explicamos cuando hicimos el artículo de los grillos, se caracterizan por tener un aparato estridulador y unas potentes extremidades posteriores adaptadas al salto entre otras características.

En el siguiente esquema podemos observar las partes de un ortóptero, utilizando la langosta como modelo:

 

Los machos suelen ser de un tamaño más pequeño que las hembras y estar provistos de nueve esternitos versus los ocho que presentan éstas, así como también de un aparato sonoro que permite atraer las hembras y hace que a este grupo de insectos se les agrupe dentro de la familia de los Acrídidos.

Poseen seis patas (Hexápodos) con dos pares de alas, siendo las primeras (tegminas) mucho más pequeñas i consistentes que las segundas que son membranosas y están plegadas como si de un abanico se tratase debajo de las primeras.

Presentan una cabeza robusta con un par de antenas cortas y con piezas bucales masticadoras. La posición que ocupa la cabeza en relación al resto del cuerpo hace que reciba el nombre de cabeza ortognada, al estar formando una cruz el eje vertical de la cabeza con el horizontal del cuerpo.

En los saltamontes no encontramos el apéndice especializado en la puesta de huevos llamado oviscapto que era común en las hembras de grillos.

 

Biología de la especie

Las langostas y los saltamontes, contrariamente a sus parientes los grillos, son animales de costumbres diurnas y pasan gustosamente varias horas del día a pleno sol mientras se alimentan de las gramíneas que forman parte de su dieta.

Especialmente en el caso de las especies africanas o langostas migradoras, soportan perfectamente temperaturas elevadas, siendo incluso vital tanto para su desarrollo en vida adulta como para la eclosión de los huevos.

Son animales gregarios que forman grandes grupos cuando inícian sus migraciones en busca de nuevos lugares donde alimentarse. Las migraciones marcan incluso el patrón de coloración de los animales y el desarrollo de las alas. De hecho, cada langosta realiza una vida solitaria hasta que el alimento escasea y obliga a muchos individuos a reunirse en poco espacio. Esto provoca que la coloración verdosa y alas cortas tiendan a desaparecer adquiriendo coloraciones más pigmentadas y unos segundos pares de alas más grandes que les permiten volar para desplazarse grandes distancias y colonizar nuevos territorios donde haya más alimento.

Las hembras depositan en el suelo una cincuentena de huevos que quedan inmesos dentro de una masa endurecida que recibe el nombre de ooteca que es segregada por las propias hembras durante la deposición de los huevos y que se endurece al entrar en contacto con el aire. Esto permite a los huevos sobrevivir en climas áridos donde de otro modo morirían por desecación.

Pueden llegar a producir hasta 15 puestas y el tiempo de incubación es variable en función de la temperatura, teniendo una media de 12 días a unos 30ºC.

 

Especies de interés

La langosta que más frecuentemente encontramos como alimento vivo es la langosta migradora africana o Locusta migratoria pero, no implica que sea la única especie de langosta existente. Encontramos otras especies como la langosta peregrina (Schistocerca gregaria), la langosta marroquí (Dociostaurus maroccanus) o la langosta roja africana (Nomadacris septemfasciata) entre otras, sin embargo, todas estas especies son más escasas en los comercios incluso muchas veces ni son comercializadas, de modo que vamos a centrarnos en la Locusta migratoria como especie central de nuestro artículo para mostrar su sistema de cría en cautividad.

 

Técnica de cría

Las langostas son animales de climas áridos y esto condiciona nuestro contenedor de cría al deber estar provisto de alguna lámpara o esterilla capaz de mantener una temperatura constante diurna de unos 30ºC. Nosotros recomendamos el empleo de una bombilla al cumplir ésta una doble función, ya que por un lado suministra calor y por otro la iluminación necesaria para que los animales se muestren activos.

Algunos autores recomiendan un descenso nocturno de la temperatura que en nuestro caso simplemente puede producirse al desconectar por la noche la bombilla, siendo no recomendables los descensos por debajo de los 20ºC.

Estos insectos tienen la costumbre de roer, de modo que sería interesante cubrir toda la instalación eléctrica con una malla metálica para evitar que los animales puedan entrar en contacto con el sistema eléctrico y puedan causarnos algún disgusto.

El recipiente deberá ser de un tamaño relativamente grande y creemos que un tamaño apropiado se encuentra en un acuario de unos 60 litros de capacidad, provisto de una malla metálica que garantice una correcta ventilación y en el interior del cual colocamos una bombilla con esa doble función. No hace falta que la rejilla ocupe toda la superficie, basta con que garantice una buena entrada y salida de aire, con esto también disminuímos las pérdidas de calor, sobretodo en los meses de invierno.

No existe inconveniente alguno en fabricarse un criadero a base de listones de madera, pudiendo en este caso incluso realizar una especie de cajón en el suelo que facilite las labores de limpieza sin molestar a los insectos e incluso con un sistema parecido podríamos fabricarnos unos ponederos.

Si queremos garantizar que las puestas de huevos se realicen en un sitio concreto, recomendamos cubrir el suelo del criadero con zeolita (arena de gato no aromatizada) y reservar unos recipientes de, al menos, 10 cm. de profundidad con una mezcla a partes iguales de turba, tierra de jardín y arena que previamente esterilizaremos en un horno a altas temperaturas.

La razón de la zeolita es que como en el caso de otros cultivos vivos ayuda a mantener enormemente la higiene del recinto, siendo muy fácil de cambiar y manteniendo en todo momento una baja humedad ambiental que es justamente lo que estos artrópodos necesitan.

Recordemos que temperaturas inferiores a 30ºC alargan el tiempo de incubación y por tanto, la eclosión se produce más tarde. Del mismo modo, un exceso de individuos en el contenedor provocará que las puestas de las hembras sean menos numerosas.

Los individuos jóvenes, después de sufrir varias mudas, alcanzan con esta temperatura la madurez sexual en aproximadamente unos 15 días.

La alimentación se compondrá principalmente de gramíneas que podremos germinar nosotros mismos en contenedores e ir colocándolos dentro del criadero según sea necesario. No subestimemos a las langostas porque ingieren una gran cantidad de alimento y es algo a tener en cuenta.

Alternativas a las gramíneas son hojas de lechuga y otras hortalizas, si bien los mejores resultados se obtienen con el forraje fresco.

 

A.Maceda & I.González | www.alaquairum.com

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