Filtración
La tendencia de los acuarios tradicionales es mantener peces y plantas en un mismo recipiente y es precisamente esto lo que marca la elección de uno u otro sistema de filtración, ya que si por las plantas exclusivamente fuera, podríamos prescindir de él o colocar una pequeña bomba con esponja que se encargara de remover el agua y degradar biológicamente la poca materia en suspensión que pudiera producirse pero, como no estamos hablando de un acuario estilo holandés o similar, debemos tener en cuenta el bienestar de peces y plantas, y es de lo que vamos a hablar a continuación, descartando los sistemas de filtración que fueron muy usados en una época pero que ahora han quedado obsoletos y contrastando la funcionalidad de los de nueva aparición, gracias a las innovaciones en tecnología acuarística.
Durante muchos años los filtros de fondo, de placas o también llamados “undergravel filters” han sido santo de devoción de muchos acuariófilos tanto expertos como neófitos de este apasionate hobby. La razón era que la premisa de un sistema de filtraje que garantizara una colonización bacteriana abundante que justamente cubría todo el fondo del acuario, unido a la sencillez de montaje y el escaso precio, lo hacían difícil de rechazar pero, no todo son ventajas como veremos a continuación y menos para las plantas que es lo que nos interesa.
Los filtros de placas producen excesiva corriente de agua en las raíces que perjudican el desarrollo global de las plantas, ya que aunque las plantas agradecen una ligera corriente dado que les aporta oxígeno y nutrientes, no es ni de lejos la que producen las potentes bombas que mueven este tipo de filtros. Aparte, según va transcurriendo el tiempo desde su montaje, el suelo va llenándose de detritus que quedan retenidos dificultando el paso del agua y por tanto, las colonias bacterianas de las capas más profundas apenas alcanzan oxígeno y mueren, lo que conlleva a que un filtro bajo el eslogan de “filtraje biológico en el sustrato de tu acuario”, en realidad sólo lo es y aún gracias en las capas superficiales, así que por el propio principio de funcionamiento es engorroso de mantener en buenas condiciones, siendo necesario sifonados muy regulares del sustrato e incluso limpiezas completas cada temporada.
Ésta puede ser la única arma que tengamos con este tipo de sistemas de filtración para disminuir la cantidad de productos nitrogenados y fosfatados que se generen en nuestro acuario.
Actualmente, sólo nos atreveríamos a recomendarlos para aquellos acuarios pequeños donde apenas caben otros sistemas de filtración o bien para los acuarios de montaje estacional, siendo recomendable siempre antes de su colocación barajar la posibilidad de instalar ni que sea un pequeño filtro de esponja a motor mucho más práctico y que nos dará menos quebraderos de cabeza en cuestiones de limpieza y calidad del agua de nuestro acuario.
Si lo que nos preocupa es el filtraje biológico debemos estar tranquilos, actualmente en los comercios tenemos filtros exteriores con gran volumen que nos garantizarán una correcta degradación de los productos de desecho producidos en el acuario sin tener la necesidad de recurrir a los engorrosos filtros de placas.
Existe una amplia gama de filtros exteriores desde los tradicionales a los más sofisticados, de manera que nos permite elegir aquél que más se adecue a nuestras necesidades y no sólo el precio tiene su importancia.
Comenzando por la alta tecnología tenemos que una revolucionaria casa alemana ha ideado un modelo de filtro con el sistema seco-húmedo que permite una mayor colonización bacteriana en el filtro que recibe una gran cantidad de oxígeno gracias al sistema de pistón y que devuelve el agua al acuario con una calidad excelente y también muy oxigenada pero... ¿Cómo afecta un medio tan oxidante a las plantas?
Las plantas como todos los organismos vivos respiran tanto haya luz o no como ya vimos en capítulos anteriores y por tanto, necesitan oxígeno para ello, así que en principio la presencia de oxígeno en el agua no debería suponer ningún problema De hecho, concentraciones normales de oxígeno versus un elevado aporte de CO2 no plantean ningún problema pero, no ocurre lo mismo con los nutrientes.
Poniendo como ejemplo el hierro, tenemos que la forma iónica útil para las plantas es el ión ferroso que desgraciadamente al entrar en contacto con el oxígeno rápidamente se convierte en forma férrica que ya no es útil para las plantas al no poder la mayoría asimilarlo, así que si el medio es muy oxidante los nutrientes que añadamos a nuestras plantas se oxidarán con mayor rapidez y muchos de ellos precipitarán. Ésta es una de las razones básicas por las que no recomendamos el empleo de este tipo de sistemas de filtración en acuarios muy plantados, siendo en cambio útiles para aquellos acuarios con abundante población piscícola o bien marinos.
No es muy difícil conseguir un equilibrio entre la cantidad de oxígeno necesario para mantener nuestros peces sanos y las necesidades nutricionales de nuestras plantas, basta con escoger un filtro con la potencia adecuada que no forme grandes corrientes, que por otro lado, por simples cuestiones físicas incordiarían a las plantas rompiendo las más delicadas.
Se recomienda que la capacidad de la bomba del filtro sea capaz de pasar con todo el material filtrante colocado aproximadamente 2,5 veces el volumen total del acuario. Debemos tener en cuenta el recorrido que debe hacer el agua antes de llegar al acuario, es decir, cualquier desvío o circuito extra que deba realizar significará una disminución del caudal final que llega al acuario.
Hasta el momento hemos ido viendo a grandes rasgos, los diferentes sistemas de filtración que encontramos en el mercado pero, no hemos hablado de la influencia del material de filtración.
Básicamente, el material filtrante que crea incompatibilidad con la nutrición correcta de las plantas son los de tipo absorbente y principalmente, el carbón activo en todas sus variantes comerciales.
El carbón activo absorbe todos los macro y microelementos que añadimos con el abonado regular a nuestras plantas, de modo que ambas cosas resultan incompatibles al no distinguir éste entre las sustancias buenas y malas, y simplemente eliminar todo por defecto. Ya de por sí, el carbón tiene una vida limitada, así que pasados unos meses en función de la cantidad de sustancias disueltas en el agua pierde su eficacia y se corre el riesgo que todo aquello que haya absorbido pueda ser liberado.
Como recomendación acuarística general, sólo se debería emplear el carbón activo para eliminar restos de alguna medicación o bien para aclarar un poco el agua cada cierto tiempo y después deberíamos deshacernos del carbón utilizado siendo siempre mejor el empleo de uno nuevo cada vez.
Cuando en un acuario se dan concentraciones muy elevadas de nitratos y fosfatos que se desfasan con creces del resto de nutrientes provocando crecimientos de algas o el malestar de ciertas especies de peces puede ser necesario realizar una terapia de shock por medio de polímeros absorbentes de este tipo de compuestos que son completamente inofensivos al no liberar iones al agua como hacen las resinas y que en cambio, consiguen rebajar las concentraciones de estos compuestos. De todos modos, recomendamos que el acuario sea por sí sólo capaz de mantener controlados estos compuestos sin la necesidad de intervenir con materiales absorbentes, ya que en los cambios de agua y la abundante plantación reside la clave del éxito.
Para acabar con este artículo, nos gustaría hacer mención de la turba. Este material fibroso no resulta perjudicial por lo que absorción de nutrientes se refiere sino que puede convertirse en un problema si nuestro acuario no goza de buena intensidad de luz y veremos por qué. La turba va liberando progresivamente taninos al agua que son los responsables de la coloración marronosa que ésta presenta cuando el acuario está siendo filtrado con este tipo de material. En función del grado de opacidad que haya en el agua, la luz encontrará mayor o menor resistencia al paso a través del agua, lo que puede producir que las especies con altos requerimientos de luz no lleguen a sus cubrir sus necesidades y que las especies del fondo vivan casi en la penumbra, todo esto partiendo de la base que nuestro sistema de iluminación no es lo suficiente potente como para penetrar en esta agua de color terroso.
Si podemos, mejor mantener un acuario con agua transparente y cristalina, ya que aprovecharemos mucho mejor la intensidad de luz que tengamos.
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