Reserva Natural Remolar-Filipines (Delta del Llobregat)
La singularidad de la Reserva es la maresma de Filipinas, puesto que es el humedal de inundación temporal más grande de las comarcas de Barcelona con una extensión de 65 hectáreas. Si residís cerca de Barcelona, os animamos a visitarla, ya que es un lugar excelente para la observación y fotografía de aves sin tener que ir muy lejos de casa, aunque con un poco de suerte, también podréis observar otros animales: tortugas acuáticas, anfibios, etc...
Esperamos que este recorrido virtual que os hemos preparado a la Reserva Natural sea de vuestro agrado.
Situación y acceso
La Reserva se encuentra situada en la C-31 (antigua C-246) dirección Barcelona. Para llegar a ella, debemos coger la C-31 dirección Castelldefels y pasar la salida de Viladecans y Gavà. Una vez la hayamos pasado, nos encontraremos con una gasolinera a la altura del kilómetro188, pero debemos continuar dirección Castelldefels hasta encontrar la salida 13 (Gavà Mar).
Saliendo por esta salida, debemos hacer un cambio de dirección y tomar la misma C-31, pero esta vez en dirección Barcelona. Recorriendo 2, 5 Km., ya empezamos a encontrar la señalización de la Reserva, así que no tenemos más que hacer casos a sus indicaciones.
Tarifa y horarios
La entrada a la reserva es gratuita .
El horario estándar es de 9h a 18h todos los días, si bien durante el verano, algunos días cierran a las 15h.
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Nuestra visita
Aprovechando un fin de semana que teníamos libre, y poniendo como excusa relajarnos un poco antes de la llegada del fatídico mes de exámenes, decidimos un día hacer una mini excursión a la desembocadura del río Llobregat y conocer la Reserva Natural del Remolar-Filipines que no teníamos el gusto de conocer. Tenemos que decir que no hicimos la visita ni en la mejor franja horaria ni tampoco en la mejor época del año para la observación de aves, pero pese a esto, aún pudimos observar algunas.
Abandonamos la carretera de Castelldefels y tomamos la pista camino de la reserva. Os advertimos que es muy importante que para acceder con coche al recinto, vayáis dentro del horario de abertura de la reserva o de lo contrario, os encontraréis con la barrera bajada y no podréis pasar. Se trata de una medida de precaución para evitar el acceso de coches en horas intempestivas...
Después de recorrer la pista, encontramos una zona de aparcamiento a mano derecha donde podemos dejar el coche.

Aparcamiento al aire libre
A partir de ahora, todo el recorrido debemos realizarlo a pié. Es de agradecer que toda la reserva esté adaptada a personas con mobilidad reducida, de modo que todo el mundo que quiera, puede disfrutar del lugar.
Saliendo del aparcamiento, enfrente, podemos observar una zona lacustre donde no es infrecuente oír el sonido de reinetas (Hyla meridionalis ), ranas comunes ( Rana gr. perezi ), así como también, ver alguna madre pato con sus pequeños nadando cerca de la orilla.

Véase el observatorio de la Vidala situado en el margen izquierdo
La entrada a la Reserva está un poco escondida, así que debemos estar atentos y seguir las indicaciones para no acabar dentro de un cámping que hay cerca.

Desde la entrada, no tenemos más que seguir la pasarela de madera que nos llevará hasta un panel informativo.

Pasarela de madera adaptada a personas con mobilidad reducida
A mano izquierda del panel informativo, tenemos un camino delimitado por muros de madera con rendijas para realizar observaciones.

Una panorámica de lo que se puede observar desde ellos, lo podéis ver en la siguiente imagen.

Siguiendo este camino, llegamos a una zona con cipreses donde se encuentra el centro de información de la Reserva.

Aquí podremos alquilar unos prismáticos, si nos los hemos descuidado, comprar algún recuerdo, etc...

Centro de información y tienda
En las inmediaciones del centro, podemos observar algunas de las herramientas que utilizan los técnicos del parque para realizar los estudios zoológicos. Por ejemplo, podéis observar, en la siguiente imagen, unos aparejos utilizados para la captura de tortugas acuáticas. Tienen una entrada cónica y cuando los quelonios entran no pueden salir. Las tortugas no se ahogan, gracias a los flotadores con los que cuentan los aparejos.

En estos aparejos caen, principalmente, tortugas de Florida ( Trachemys scripta ) y galápagos leprosos ( Mauremys leprosa ). Las tortugas de Florida son una especie introducida (alóctona), mientras que los galápagos son fauna autóctona y están protegidos.

Galápago leproso
La presencia de tortugas de Florida en la Reserva es fruto de la irresponsabilidad ciudadana que mantiene a estos animales en casa y cuando se cansa, lo primero que se le pasa por la cabeza, es lanzarlos a la primera charca o lago que encuentra por el campo, sin pensar en las graves consecuencias que puede tener su hazaña. Todas las tortugas de Florida que caen en las trampas no se retornan al medio natural, sino que se llevan a centros especializados.

Tortuga de Florida
Continuando con el recorrido y bordeando el centro de información, encontramos el camino que nos lleva a la bifurcación de los dos itinerarios posibles en la Rerserva.

Véase el panel informativo donde se indican los itinerarios
En primer lugar, nosotros tomamos el camino hacia la "Maresma de Filipines", es decir, cogimos el camino derecho de la imagen.

Los itinerarios están perfectamente marcados y queda totalmente prohibido saltar los vallados
En esta imagen, podéis observar a banda y banda del camino, unas plantas con unos "plumeros" encima de unos tallos verticales. Esta especie sabanoide, impropia de los humedales, la podemos encontrar por toda la Reserva. Se la conoce con el nombre de hierba de las Pampas ( Cortaderia seoana ) y es el recuerdo que queda de las zonas ajardinadas que habían antes que la zona se declarara Reserva Natural.
Dentro del entramado de hojas y tallos que forma la hierba de las Pampas, podemos observar bastantes paseriformes.
Camino del observatorio de Filipines, nos daremos cuenta que hay un predominio bastante notable de cañizo ( Phragmites australis spp. australis ). De hecho, se trata de la vegetación típica de los márgenes fluviales, si bien como consecuencia de las alteraciones humanas, especialmente durante la década de los ochenta, había llegado a ser la vegetación dominante de lo que actualmente es la Reserva e invadido zonas que no le correspondían.
Cañizo ( P. australis spp. australis )
Actualmente, mediante compuertas se controla la entrada de agua a las lagunas y se han introducido caballos que ayudan a reestablecer el equilibrio biológico perdido.

Caballos paciendo en regimen de semilibertad.
La verdad es que el proyecto marcha bien y puede verse como el cañizo va quedando únicamente relegado a los márgenes fluviales, y empiezan a desarrollarse el resto de plantas típica de estos humedales.
Antes de llegar al observatorio de Filipines, podemos hacer una desviación en nuestro recorrido y tomar un camino sin salida situado a mano derecha. Este camino nos lleva a una zona rica en orquídeas que son el otro atractivo de la Reserva junto con las aves y donde todavía continuan describiéndose especies.

Camino hacia la zona rica en orquídeas
Las orquídeas son unas plantas monocotiledóneas muy evolucionadas y de singular belleza. Quizás conozcáis las especies exóticas que se venden en los centros de jardinería, pero desconozcáis que en nuestra flora también tenemos orquídeas. Eso sí, el tamaño de nuestras orquídeas es mucho más pequeño que el de las especies tropicales, pero sus flores son muy vistosas y perfectamente adaptadas a la entomofilia (polinización por insectos) como sus parientes tropicales. Lo sentimos, pero nosotros visitamos la Reserva cuando ya había pasado la época de floración, de modo que no tenemos ninguna imagen de estas bellezas botánicas. Para los interesados, les podemos decir que se pueden encontrar especies como: Ophrys tenthredinifera y O. sphegodes .
Tras recorrer unos pocos metros después de haber vuelto a coger el camino inicial, llegamos al observatorio de Filipines.

Véase el observatorio al fondo
Es muy importante que mantengamos a partir de este momento un silencio sepulcral (de hecho, mejor hacer toda la visita a la reserva sin hacer mucho ruido) para no molestar a los naturalistas y ornitólogos que están realizando observaciones y también para no espantar a los pájaros.

Naturalista con el catalejo preparado para observar las aves
La siguiente imagen muestra una panorámica de lo que puede verse desde este observatorio.

Véanse al fondo unas garcetas comunes (color blanco) y delante un grupo de porrones comunes (color marrón)
Ahora podéis ver con más detalle una garceta común, una ave muy típica de estas zonas y que podemos observar durante todo el año.

Garceta común ( Egretta garcetta ). Fijaos en el color negro del pico y las patas que nos permite diferenciarlo de la garcilla bueyera ( Bulbucus ibis )
Una vez visto el observatorio de Filipines, debemos recorrer el camino a la inversa para coger el camino hacia el observatorio de los chopos. Por el camino, nos podemos ir fijando en la vegetación de la zona y observar las plantas, que no por típicas, dejan de ser bellas.
En los márgenes del camino, podemos observar entramados bastante espesos de madreselva ( Lonicera japonica ).

Estas marañas son aprovechadas por algunos pájaros para esconder sus nidos

Flor de madreselva
También podéis ver algunas adelfas ( Nerium oleander ) en flor.

Adelfa de flores rosadas
Por el camino, nosotros nos encontramos con alguna sorpresa. Un joven ejemplar de gaviota patiamarilla ( Larus argenatus ) descansando en el suelo.

Fijaos en la coloración grisácea de su plumaje que contrasta con la coloración blanca de los adultos.
Las gaviotas patiamarillas son como las "ratas de ciudad". Son unas aves pendencieras y bastante agresivas que en los últimos años han proliferado en demasía en las grandes ciudades causando muchos problemas. Lejos de alimentarse de únicamente lo que les proporciona el mar, las gaviotas han aprendido a aprovecharse de la basura que los camiones depositan en los vertederos descubiertos que rodean a las grandes urbes. Si no se evita que las gaviotas se alimenten en estos vertederos (cubriéndolos, por ejemplo), nunca se conseguirá controlar la población de estas aves, ya que carecen de depredadores naturales.
De observatorio a observatorio, la Reserva coloca unos muros de madera con rendijas como el que vimos en la entrada para realizar también observaciones.

Pasado este muro de observación, entramos en un camino estrecho y vallado que nos lleva hasta el observatorio de la balsa de los chopos.

Si alzáis la vista, podéis observar alguna de las cajas nido que hay situadas estratégicamente por la Reserva. Las hay de diferentes tamaños, y aunque las más típicas sean las de paseriformes (cajas pequeñas con agujero pequeño), también podemos encontrar algunas más grandes como las que os mostramos en la imagen.

Ya hemos llegado al observatorio de la balsa de los chopos, igualmente como dijimos cuando visitamos el otro, aquí también os recomendamos que guardéis el máximo silencio posible.

Entrada al observatorio
En la imagen que os mostramos a continuación, podéis ver alguna de las panorámicas de este observatorio.

Porrones comunes (primera fila), garzas reales (al fondo de cuerpo gris y cuello blanco) y espátulas (ave blanca situada entre dos garzas a mano derecha de la imagen).
Es particularmente interesante este observatorio, porque permite observar a una rareza, el martinete (Nyctiocorax nyctiocorax ) que, aunque es de costumbres crepusculares nocturnas, puede observársele descansando sobre la rama de algún arbol cerca del agua. No os podemos enseñar ninguna foto, porque no tuvimos el placer de verlo.
Ha llegado el momento de poner fin a la visita virtual que os hemos preparado a la Reserva. Como habéis podido ver, no se caracteriza por tener la extensión de un Parque Natural como el Delta del Ebro, pero en cambio, podemos observar casi tantas aves como en éste, y sin tener que desplazarnos mucho, al menos, los que vivimos en Barcelona.
Barcelona, 11 de Mayo de 2003
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