A fondo con las bulbosas
Es de agradecer que los comercios de acuariofilia hispanos, ya no sólo se preocupen de traer las especies más raras de peces para satisfacer los antojos de los acuariófilos más exquisitos, sino que también, cada vez sean más, las que ofrezcan a los jardineros acuáticos, un mejor surtido de plantas que el que ofrecían antaño.
Nos gusta ver como, poco a poco, las plantas van haciendo furor entre los acuariófilos hispanos y nos alegra ver también, como las tiendas no se quedan atrás y empiezan a buscar proveedores de plantas de calidad, incluso fuera del territorio nacional (cosa rara en épocas pasadas cuando apenas había demanda) para encontrar las variedades más raras, que hasta el momento, aún no habíamos podido disfrutar los acuariófilos hispanos más veteranos. Sin duda, la acuariofilia hispana está evolucionando y esto siempre es bueno, así que desde AlaquaIrum, felicitamos a todos aquellos que empiezan a dar sus primeros pasos en los acuarios plantados y les deseamos una andadura llena de éxitos.
Algunas de las plantas que están causando furor entre los acuariófilos son los bulbos, que cada vez son más comunes en los comercios de acuariofilia y es, precisamente, a ellos, a los que dedicamos íntegramente este artículo. Esperamos que aprendáis un poco más acerca de la biología de estas plantas y que podáis ofrecerles las condiciones que ellas requieren para su adecuado mantenimiento.
¿Qué es un bulbo?
Contrariamente a lo que puedan parecer, los bulbos no son raíces, sino tallos cortos , a menudo con forma discoide o de mamila, que quedan cubiertos por una serie de hojas modificadas y carnosas por la sustancias de reserva que almacenan y que reciben el nombre de catafilos .
El mejor ejemplo lo tenéis en vuestra cocina, id a buscar una cebolla y si la miráis con detenimiento, os daréis cuenta que de la base de la cebolla hay todo el aparato radical que sale de la parte de debajo de lo que estrictamente es la cebolla (bulbo) y que, en el ápice (arriba del todo), podéis ver la zona donde estaban las hojas propiamente dichas de la cebolla.
Vista la anatomía externa, veamos ahora las "intimidades" de la cebolla. Si tomáis el bulbo desde la parte de arriba y tiráis para abajo cada una de sus capas, os daréis cuenta que esas capas cubren completamente al bulbo y si váis sacando capas succesivas, llegaréis al eje central de la cebolla. Esto os demuestra que la cebolla es un bulbo y cada una de esas capas carnosas que habéis ido sacando son los catafilos.

Después de este ejemplo, creemos que todos tenéis claro lo que es un bulbo, pero como observar los catafilos con claridad en las plantas bulbosas acuáticas, a veces, no resulta del todo fácil, os pedimos que hagáis un acto de fe, pero lo importante es que os quede la idea que están formados por catafilos y que éstos son hojas modificadas que utiliza la planta como almacén de energía.
¿Para qué sirven los bulbos?
En la naturaleza, todo tiene su razón de existir y como naturalistas, que en definitiva es lo que debiéramos ser los acuariófilos, tendríamos que preguntarnos para qué necesitan las plantas una estructura de reserva de este tipo.
Como hicimos cuando definimos el concepto, ahora también vamos a hacer referencia a las plantas terrestres, pero esta vez no a una especie concreta, sino que os invitamos a pensar a escala de ecosistema y, concretamente, pensad en cualquier bosque de caducifolios que tengáis a vuestro alrededor, por ejemplo, un hayedo (Al. Fagion sylvaticae ) como pudiera ser alguno de los que hay por el Montseny o la popular "Fageda d'en Jordà" en la comarca de la Garrotxa (Girona - Catalunya - España).
Este tipo de bosques son muy ricos en plantas bulbosas y ahora os explicaremos la razón de su existencia. Pensad que cuando se desarrolla el hayedo bien entrada la primavera, sus hojas y ramas dispuestas perpendicularmente a la luz, hacen una pantalla impenetrable a la luz, que hace que las plantas que viven en los estratos herbáceos, apenas puedan desarrollarse bajo estas condiciones.

Nótese la escasez de plantas en el estrato herbáceo cuando las hayas han desarrollado las hojas.
Las plantas bulbosas en este tipo de ambientes juegan con ventaja. Mientras una planta que deja semillas (terófito), cuando llega la estación desfavorable, necesita mucho tiempo para poder desarrollar un aparato vegetativo y después florecer, ya que primero tiene que desarrollar un aparato radical que le proporcione todos los nutrientes y agua que necesita para crecer, las bulbosas (geófitos) tienen todo lo que necesitan en sus primeras etapas en el bulbo, de manera que pueden desarrollarse de manera exhuberante en muy poco tiempo. Por ello, podemos ver como los hayedos lucen su máximo esplendor herbáceo cuando las hayas todavía no han sacado sus hojas. Sólo las bulbosas son capaces de desarrollarse hasta florecer en el poco tiempo que hay desde la llegada del buen tiempo que despierta a la planta de la dormición hibernal y la salida de las hojas de las hayas.
Con este ejemplo, lo que os queremos decir, es que el bulbo ha sido la solución que ha desarrollado la naturaleza a lo largo de millones de años para unas plantas que, sin esta "solución", no lograrían sobrevivir en los hábitats en los que viven actualmente.
Todo lo que hemos explicado para las bulbosas terrestres, lo podéis aplicar a las acuáticas. Cuando las condiciones son adversas (frío, falta de agua, etc...), el aparato vegetativo de la planta desaparece y ésta queda reducida a su mínima expresión que es el bulbo a la espera de la nueva temporada.
Esta diapausa también debemos proporcionársela a nuestros bulbos, si queremos disfrutar de ellos más de una temporada, pero sobre este tema, hablaremos más detalladamente, cuando tratemos cada uno de los géneros de plantas bulbosas más frecuentes en la acuariofilia.
¿Por qué poner un bulbo en mi acuario?
No hay ninguna ley o normativa vigente que obligue a los acuariófilos a poner un bulbo en sus acuarios, simplemente se trata de una mera cuestión estética que a algunos puede gustarles y a otros no.
Lejos de la estética, que es algo en lo que nosotros ni entramos ni salimos, lo que sí os recomendaríamos a todos aquellos que queráis alguna planta que florezca con facilidad en un acuario, sin excesivos requerimientos, son ciertas especies de bulbosas, ya que no os arrepentiréis.
Aparte, debéis saber que entre las bulbosas, tenéis a plantas de coloraciones rojizas que tanto apasionan a los aficionados, pero lo más importante, sin excesivos requerimientos lumínicos, que siempre es lo que tira para atrás al aficionado que quiere dar un "toque de rojo" a su acuario.
Además, dentro de la diversidad de bulbosas, tenéis a plantas con morfologías foliares realmente curiosas que no se encuentran en ningún otro tipo de plantas.
¿Cómo reconocer a un bulbo sano?
Cuando vayamos a comprar un bulbo, debemos fijarnos en una serie de características para realizar una buena elección:
- Debe ser compacto
- No debe oler mal
- No debiera tener muchas hojas desarrolladas
- El tamaño no es importante
Pese a estas precauciones, en ocasiones, los bulbos pueden tener algún daño interno que no detectemos a simple vista, pero que cuando los plantemos en el acuario, se pongan de manifiesto.
El punto número 3 no es del todo importante, si bien facilita la aclimatación de la planta al nuevo ambiente. Todas las hojas que nazcan, lo harán en el nuevo acuario y esto siempre es beneficioso.
¿Cómo se plantan los bulbos?
Este tema fue tratado específicamente cuando hablamos de la plantación de los acuarios, de modo que os recomendamos que os leáis el artículo: Cómo plantar las plantas de acuario y si tenéis alguna duda, podéis poneros en contacto con nosotros utilizando el foro.
De todas formas, iremos haciendo algunos recordatorios puntuales a lo largo de las diferentes fichas.
Las bulbosas más frecuentes en los comercios
Hemos hecho una selección de los bulbos que más frecuentemente podéis encontrar en los comercios del ramo y que además, tienen un fácil mantenimiento, salvo casos puntuales que os los comentaremos in situ . Queremos que vuestro inicio con las plantas bulbosas venga cargado de éxitos y creemos que con esta selección, podemos conseguirlo.
Cebolla de agua ( Crinum spp. )
Perteneciente a la familia de las Amarilidáceas * , se trata de una bulbosa ideal para principiantes. Lo único que requiere, es que se ponga especial esmero en su plantación para no dañar su delicado bulbo, ya que de lo contrario acabaría pudriéndose, y que el acuario donde se plante sea espacioso, ya que es una planta que se desarrolla de forma abundante y exhuberante pudiendo superar sus hojas el metro y medio de longitud. Junto con esto y no menos importante, es que es amante del movimiento de agua, así que su mejor ubicación en el acuario es cerca de la salida del filtro (dicen que las aguas muy tranquilas acortan su vida ¿?).
(*) Las Amarilidáceas es una familia de plantas monocotiledóneas, caracterizada por tener inflorescencias cimosas, de ovario ínfero, y alcaloides fenantridínicos característicos. Dentro de esta familia, se agrupan plantas muy conocidas por los jardineros tales como los narcisos ( Narcisus spp. ). Aunque la bibliografía siempre presenta al género Crinum como: "cebolla de agua" o "lirio ganchudo", lo cierto es que esta terminología es errónea, ya que las cebollas pertenecen a la familia de las Aliáceas y los lirios a la de las Iridáceas. Por tanto, lo más correcto, es llamarlos "narcisos de agua", ya que este género es el único de los comentados que sí se encuentra dentro de las Amarilidáceas.
Los bulbos deben enterrarse bastante separados los unos de los otros, si queremos que las plantas se desarrollen de forma adecuada. Aunque la morfología foliar de alguna especie nos recuerde a la de las vallisnerias, es impensable hacer un "bosque" igual de tupido que con aquellas plantas.
Debemos recordar una cosa de su plantación al ser muy importante y no queremos que a nadie se le pase por alto. Cuando decimos "enterrar el bulbo", en realidad no deja de ser una mala expresión, ya que es justamente lo que no debemos hacer. Sólo deben enterrarse las raíces y con suma delicadeza, acercar la grava para que recubra un poco al bulbo, pero nada de cubrirlo por completo, o corremos el riesgo que se pudra.
El gran desarrollo radicular que hace una vez la planta se ha adaptado al acuario, requiere que exista un suelo bastante grueso en espesor de, al menos, unos 8 - 10 cm y que el acuario sea más alto que largo, dada la embergadura foliar.
Algunos autores son partidarios de recubrir el bulbo, antes de enterrar su base, con un poco de algodón. Nosotros no hemos aplicado nunca esta técnica, pero el algodón es una fibra natural que se pudrirá en el agua, y no estamos tan convencidos que sea una buena idea, que un bulbo vaya envuelto de un tejido que se pudrirá, cuando el propio bulvo ya es sensible a desencadenar procesos de putrefacción por si sólo.
Ahora que están tan de moda las cremas de belleza, incluso para los hombres, como curiosidad, os diremos que, en el sudeste asiático, utilizan los bulbos de estas plantas para fabricar cremas hidratantes.
Las cebollas de agua son plantas muy resistentes en acuario y una vez hayan arraigado, son las compañera ideales para peces de gran tamaño o que tengan la "mala costumbre" de desenterrar las plantas. Sus potentes raíces son capaces de anclarse a granulometrías de arena superiores de la clásica 3-5 mm. establecida para los acuarios plantados.
Incluso son adecuados para los acuarios de agua salobre o para aquellos acuarios donde haya peces fitófagos, ya que sus hojas tienen un sabor desagradable. De todos modos, esto no es una ciencia exacta, pero diríamos que sí funciona con los fitófagos "moderados". Muy importante que todos aquellos que tengáis este problema con vuestros peces, déis suplementos vegetales en su dieta para "minimizar" las "agresiones".
Las especies más frecuentes en los comercios son: C. thaianum (hojas en forma de cinta), C. calamistratum (hojas con el margen ondulado) y C. natans (hojas lobuladas y onduladas).
Contrariamente a la mayoría de bulbosas, las cebollas de agua tienen el "elixir de la eterna juventud", es decir, no entran en descanso fisiológico como la mayoría de bulbosas, de modo que podréis disfrutar de ellas durante muchos años.
Barclaya ( Barclaya longifolia )
Perteneciente a la familia de las Ninfeáceas * , se trata de una bulbosa de delicado mantenimiento, pero cuya belleza, nos ha impedido prescindir de ella en esta mini guía de bulbosas que os hemos preparado.
(*) La familia de las Nimfeáceas es una familia de plantas "primitiva" que se caracteriza por presentar flores con sus piezas (pétalos, sépalos, etc...) dispuestas de forma helicoidal, al menos, en parte. Pese a ser dicotiledóneas, sus flores trímeras les hacen guardar una estrecha relación de parentesco con las monocotiledóneas y, en especial, con las Alismátidas.
Sin duda, estamos ante una de las más hermosas plantas de acuario comercializadas hasta la fecha, e incluso algunos autores dicen que es la más hermosa de toda la flora acuática... esto juzgarlo a vuestro criterio.
Esta planta es oriunda de Burna, Thailandia y Vietnam donde vive en los riachuelos sombreados de las selvas vírgenes en compañía, muchas veces, de otras plantas muy populares en la acuariofilia: las cryptocorinas. Si éstas ya tienen la fama de "sensibles" a las perturbaciones, os podemos decir que las barclayas todavía tienen más agudizado este "defecto", pero una vez se han establecido en el acuario, y sino se producen variaciones bruscas en las condiciones ambientales, tenéis garantizada la satisfacción de disfrutar de esta planta por muchos años.
Las barclayas presentan crecimiento basal o en roseta y sus hojas son lanceoladas y onduladas en el margen. Un buen contraste nos ofrece su coloración. Las hojas son verdes o marrones por el anverso (cara adaxial) y de un hermoso color purpúreo por el reverso (cara abaxial).
Si queremos que las "reinas" de las plantas luzcan en todo su esplendor, los requerimientos básicos son: temperatura elevada (25 - 28ºC), dureza total de 8ºdH, abonado con CO2, suelo nutritivo y a la misma temperatura que el agua (2ºC más frío supondría trastornos en su crecimiento, de modo que es recomendable el cable calefactor) y, aunque con lo de sombrío de su hábitat esperaríamos una planta no amante de la excesiva luminosidad (esciófila), lo cierto es que si queremos que luzca en todo su esplendor (tamaño de hoja y coloración) no debemos ser rácanos en temas de iluminación.
Si cumplimos a raja tabla todos sus requerimientos, la planta se siente a gusto y tenemos un poco de suerte, no os extrañe descubir un buen día sus flores. Son flores discretas y de pequeño tamaño, que tienen la particularidad de dar casos de cleistogamia , es decir, las flores no se abren para ser polinizadas (eso si estuviéramos fuera del agua), sino que se autofecundan, quedando las semillas en su interior.
Estas plantas entran, como buena parte de las bulbosas, en una fase de descanso vegetativo, pero contrariamente a las especies que comentamos en otras fichas, aquí no debemos intervenir. Dejaremos que la planta "descanse" y si todo va bien, pasado un tiempo, reemprenderá su actividad normal y volverá a lucir en todo su esplendor.
Nenúfares tropicales ( Nymphaea spp. )
En esta ficha no hablaremos de los nenúfares de estanque, sino que nos centraremos en los nenúfares que podemos mantener en acuario. Por tanto, únicamente vamos a comentar con algo de detalle, aquellas especies que, por su tamaño, pueden se cultivadas sin problemas en acuario y que por otro lado, no tienen excesivos requerimientos lumínicos.
Pertenecientes a la familia de las Nimfeáceas * , se trata de unas bulbosas ideales para todos aquellos acuariófilos que quieren dar un "toque diferente" a su acuario, ya sea por el vistoso color rojo de algunas variedades o por la peculiar morfología de sus hojas.
(*) La familia de las Nimfeáceas es una familia de plantas "primitiva" que se caracteriza por presentar flores con sus piezas (pétalos, sépalos, etc...) dispuestas de forma helicoidal, al menos, en parte. Pese a ser dicotiledóneas, sus flores trímeras les hacen guardar una estrecha relación de parentesco con las monocotiledóneas y, en especial, con las Alismátidas.
La mayoría de nenúfares, tanto de estanque como de acuario, se agrupan dentro del género Nymphaea , el cual tiene aproximadamente unas 40 especies diferentes, siendo mayoritarias las especies adecuadas para estanque.
Dentro de las especies adecuadas para acuario, tan sólo cinco pueden verse con frecuencia en los comercios: N. rubra , N. stellata , N. swazilandii , N.lotus var. "rubra" y N. "de Ceilán". Dado que pueden confundirse con mucha facilidad, o al menos a nosotros se nos presentan bastantes dudas a veces de identificación, únicamente vamos a tratar dos de las especies que, a nuestro juicio, son las más frecuentes de todas: N. stellata (oriunda de India y Sri Lanka) y N. lotus "rubra" (oriunda de África y Asia).
Puesto que las condiciones de mantenimiento son muy similares en todos los casos, no os preocupéis en exceso por la parte taxonómica, ya que lo importante es que sepáis cómo mantener sanas y vigorosas a estas exóticas plantas de acuario.
Una de las cosas más importantes que tenemos que tener en cuenta cuando nos decidimos a plantar un nenúfar en nuestro acuario, es que éste tenga suficiente espacio para desarrollarse. Parece una tontería, pero no todo el mundo lo tiene en cuenta y, entonces, es cuando la planta no luce como debiera.
Por otro lado, el resto de requerimientos son muy "normalitos" y estas plantas no requieren ningún cuidado especial, incluso en el caso de las variedades rojas: iluminación de intensidad normal (claro que siempre se agradece una intensidad de luz alta), química del agua estándar, abonado regular, CO 2 , etc... Eso sí, no convendría que fueran plantadas en acuarios con excesivo movimiento de agua.
Dado que son plantas que destacan por sí mismas, nuestra recomendación es que las plantéis en la zona media del acuario. Sin lugar a dudas, cuando crezcan serán la atracción del acuario.
Si algo os tenemos que advertir, es que los nenúfares "de acuario", al igual que los nenúfares "de estanque", acaban desarrollando hojas flotantes que pueden acabar cubriendo toda la superficie y tapando la luz al resto de plantas. Aparte, cuando las hojas son flotantes, estas bulbosas pierden su "gracia" decorativa en acuario (al menos, en la mayoría), de modo que ahí va una recomendación.
Cuando el bulbo vaya desarrollándose, lo primero que hará será crear una roseta basal de hojas más o menos compactas para pasado un tiempo, empezar a "lanzar" hojas superficiales. Se trata que estéis atentos a este momento, y con ayuda de unas tijeras bien afiladas, cortéis todas esas hojas que van a superifice tan pronto como "las detectéis", ya que sólo así conseguiréis mantener el rosetón basal de hojas tan característico y decorativo de estas plantas. También os advertimos que ésta no es la solución milagrosa, pero sí que "alarga la vida" del bulbo en el fase que nos interesa.
Si es vuestra intención reproducir a estas plantas, os recomendamos que optéis por la multiplicación vegetativa, antes que esperar a que la planta florezca y dé lugar a semillas (necesitaríais mucha luz para que la planta floreciera).
La multiplicación vegetativa es simple, ya que la planta, una vez se haya desarrollado, emitirá estolones que darán lugar a nuevas plantas en las cercanías de la planta madre. También podéis seccionar vosotros el rizoma de una hermosa planta madre por la mitad y tener réplicas.
Como ocurre con la mayoría de bulbosas, los nenúfares necesitarán un "descanso fisiológico" y para ello, una vez hayan desarrollado todo su esplendor, deberéis dejar que entren en reposo. Debemos deciros que es bastante complicado simular las condiciones naturales en acuario, por ello os recomendamos que trasladéis al bulbo a un acuario aparte donde procederemos a bajar la temperatura y la iluminación progresivamente. Poco a poco todas las hojas del bulbo se irán secando y, una vez estén secas, cortaremos todas las hojas con unas tijeras bien afiladas y dejaremos el bulbo enterrado en arena húmeda a 15ºC durante al menos un mes. Pasado este tiempo, colocaremos de nuevo el bulbo en nuestro acuario.
Espigas acuáticas ( Aponogeton spp. )
Pertenecientes a la familia de las Aponogetonáceas (*) , se caracterizan por ser las plantas de acuario que florecen con más facilidad en acuario. Son plantas de singular belleza que tienden a ser las "marginadas" de los acuarios plantados, aún cuando ofrecen muchas posibilidades decorativas. Esperemos que tras la lectura de esta ficha, os animéis a su cultivo, ya que son muy fáciles de mantener, al menos algunas especies, y estamos seguro que os traerán muchas satisfacciones, si les hacéis un hueco en vuestro acuario.
(*) Las Aponogetonáceas es una familia que únicamente tiene un género: Aponogeton . Se trata de una familia con aproximadamente unas 45 especies descritas, repartidas por todas las regiones subtropicales y tropicales del mundo, pero en especial por Ásia.
De todas las especies existentes de este género, únicamente comentaremos una exquisita selección de las mismas: A. crispus , A. ulvaceus y A. madagascariensis (también llamada A. fenestralis ).
Espiga acuática rizada ( A. crispus )
Se trata de la espiga acuática más facil de mantener en acuario y de las más frecuentes en los comercios de acuariofilia.
Presenta un rizoma robusto de 1 a 4 cm. de diámetro, del cual salen hojas de hasta 30 cm. de longitud de color verde verde oscuro y de 3 a 5 cm. de ancho. El epíteto específico ( crispus ) deriva del latín " crispatum " que significa rizado y es que si nos fijamos en el limbo de sus hojas, son bastante crispadas.
La inflorescencia consiste en una espiga que emerge en superficie, de aproximadamente 10 - 15 cm. de longitud, donde se disponen de forma circular una serie de pequeñas flores de color blanco. Tienen dos pétalos de unos 4 mm. de largo, seis estambres con sus correspondientes anteras rojas y tres ovarios. Podéis ver con detalle la inflorescencia de esta planta en la siguiente imagen:

Su cultivo no plantea ningún problema y es una bulbosa ideal para principiantes. Tolera incluso las aguas duras, siempre y cuando fertilicemos con dióxido de carbono.
Espiga acuática ulvácea ( A. ulvaceus )
Se trata, también, de una planta de fácil mantenimiento, si bien todavía lo es más la especie anterior.
Presenta un rizoma redondo de 0,5 - 3 cm. de diámetro, del cual salen hojas con pecíolos de hasta 30 cm. de largo. Éstas son de color verde brillante, finas y membranosas, que se ondulan de forma muy característica.
La inflorescencia consiste en dos espigas opuestas encima de un largo tallo tutor que emerge del agua. Sus flores son: amarillentas, con seis estambres y 3 pistilos, y se disponen entorno a cada una de las espigas antes comentadas.
Requiere acuarios de gran altura, ya que puede llegar al metro de altura. No es excesivamente exigente en cuanto a condiciones ambientales, pero prefiere una agua blanda con aporte de dióxido de carbono. Si el agua es dura, el verde brillante de sus hojas se cambia por un verde oscuro intenso, y la planta, para nuestro gusto, luce menos.
Espiga acuática fenestrada ( A. madagascariensis )
Es de todas las plantas que os comentamos, la de más delicado mantenimiento. De hecho, la elección de especies que hemos hecho no ha sido azarosa, sino que hemos elegido especies de dificultad de mantenimiento creciente.
La espiga acuática fenestrada presenta un rizoma tuberoso cilíndrico de aproximadamente unos 10 cm. de largo y 2 cm. de ancho. De él, salen unas hojas muy características que son una rareza dentro de las plantas acuáticas, sus hojas son fenestradas (parecen una rejilla).
Dada esta peculiar morfología, no importa donde plantemos a esta planta, ya que sus hojas dejan pasar la luz al resto de plantas. Sin embargo, la característica fenestración (enrejado) es un problema para el mantenimiento de esta especie, ya que si el acuario presenta partículas en suspensión quedan retenidas en las hojas de estas delicadas plantas y acaban ahogándolas. Por tanto, sed muy cuidadosos y mantened el agua completamente transparente y libre de partículas en suspensión.
Esta fenestración se pensó en un inicio que era para ofrecer menor resistencia a las corrientes, ya que la planta habitaba preferentemente cursos de agua rápidos (eso es lo que se sabía por aquella época). La sorpresa vino cuando se observó que la planta se desarrollaba mucho mejor en aguas quietas, y entonces, aquella vieja teoría cayó en el olvido.
Son plantas que gustan de abundante luz y esto es problemático por los problemas de algas que puede ocasionar. Os aseguramos que es casi imposible salvar a una hoja que haya sido presa de las algas, de modo que todo lo que hagáis para prevenir su aparición bienvenido será. Nuestra recomendación es que aparte de mantener una agua de buena calidad, coloquéis en su acuario algunos devoradores de algas que sean "delicados y cuidadosos en sus labores" tales como Otocinclus y camarones del género Caridina .
De todos modos, pensad que cuando la planta entre en reposo, los problemas de algas desaparecerán y para la nueva temporada, volveréis a tener una planta lustrosa. Aparte, os dará un tiempo de margen para pensar cuáles han sido las causas que han propiciado la aparición de las algas en vuestro acuario que es lo más importante.
Aunque coloquialmente a las Aponogetonáceas también se las catalogue dentro de las plantas bulbosas, lo cierto es que no estaríamos ante bulbos propiamente dichos, y bien merecerían la denominación de rizomas. De todos modos, su función biológica es la mísma, por tanto tampoco os compliquéis excesivamente la vida con la terminología.
Las condiciones de mantenimiento de las espigas acuáticas son bien sencillos: agua ligeramente ácida y blanda, temperatura no demasiado cálida (22 - 25ºC), CO 2 , intensidad de luz normal (aunque una intensidad elevada siempre es recibida) y un suelo rico en nutrientes.
Su reproducción sexual puede ser más o menos problemática dependiendo de las especies, pero, en general, podemos decir que es fácil o, al menos, más fácil que la mayoría de plantas de acuario.
Para llevarla a cabo, no tenéis más que tomar un pincel de cerdas finas y pasarlo suavemente sobre la inflorecencia de una de las plantas. Posteriormente, trasladáis ese polen a otra inflorescencia y si el proceso ha sido un éxito, al cabo de unos meses caerán a la superficie del agua las semillas. Os recomendamos encarecidamente la lectura del artículo: "La reproducción de las plantas de acuario", donde podréis encontrar información mucho más detallada de todo el proceso.
Las espigas acuáticas necesitan de un "descanso vegetativo" y sabremos que ha llegado ese momento, porque las plantas pierden progresivamente vigor. Llegado este momento, las trasladaremos a un acuario aparte, descenderemos la temperatura y la iluminación, y posteriormente cortaremos todas las hojas secas.
Cuando la planta haya quedado reducida a la mínima expresión (el bulbo, o mejor dicho rizoma), la trasladaremos a una bandeja con arena húmeda y esperaremos unos 3 meses a 15ºC. Después, la colocaremos de nuevo en nuestro acuario y ésta recobrará todo su vigor.
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